poetas

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martes, 30 de diciembre de 2014

Vida corrida

He tocado tantas pieles
y he visto tantos ojos
que podria enumerarlos como una procesión 
clasificando por color, aroma y amor.
Pero podría jurar, que nunca
jamas
en mis incontables vivencias
vi una mirada como la suya,
comparable solo con los rayos del sol de las cinco de la tarde
brillantes, temporales 

y su piel
tan compatible con la mía
y la mía
la superficie perfecta para dibujar con sus orgasmos

Pero su sonrisa
y su voz
eran mis verdaderas razones,
que se repetían como acordes, 
como respiraciones agitadas 
y rasguños en la espalda

Y cada motivo se resume en uno:
él sí supo enseñarme a volar







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