poetas

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miércoles, 9 de abril de 2014

No es el tiempo, es la excusa.

Y tan rapido se me va el tiempo
que no alcanzo a recordarle a mi madre
cuando me pide que use la chaqueta
que su sonrisa basta para abrigarme,
o a mi padre
cuando me pide que me cuide
que no sería capaz de dejarme desvanecer
porque no soportaría privarme de su mirada,
o quizás no es el tiempo,
es la excusa,
porque aunque tenga un administrador de segundos
las distracciones se instalaron en mí,
quitandole prioridad
a las prioridades,
ignorando paisajes,
sonidos,
voces y risas.
Ignorando un verdadero amor
y recordando un merecido olvido.

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