Llegaste fácil y te fuiste difícil, robando respuestas y sembrando preguntas, siempre de dos en dos, así, doble, como todo de ti; doble amor, dobles nostalgias, dobles besos, dobles fantasías y dobles distancias.
¡Qué maleducada forma de desvanecerte! Sin advertencias, en silencio, sigiloso, dejando solo el rastro de tu mirada, que ni con el poder de cinco vientos podría olvidar, o quizás, recordar.
¿De donde vienes y adonde te fuiste?
De vez en cuando y de cuando en vez, haciendo no sé qué y no sé como, recuerdo -o imagino- el origen de tus palabras: la calma.
Sin despedirme, concluyo, por olvidada vez.
-hasta otro poema-