Dormir en los pequeños pliegues
innumerables
perfectamente posicionados
de tu labios inferior.
O arroparme
con la piel desgastada
que quiere, por fin
desprenderse.
Sentarme en la pequeña curvatura
de tu labio superior
y correr sobre los bordes del mismo
como si escapara
de escapar
de allí.
Alimentarme de tus besos,
vivir ahí
de ti.
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